Asistimos desde hace unas semanas a la huida desesperada de la guerra de ciudadanos ucranianos que dejan atrás un país devastado y avanzan buscando un lugar seguro, aun con la esperanza y el deseo intacto de volver.
Este escenario ha hecho necesaria la intervención de traductores e intérpretes que se enfrentan a una situación, asimismo, excepcional, por su gran carga emocional y también por una enorme exigencia desde el punto de vista profesional, dado que asumen tareas con las autoridades, en los tribunales y en muchos otros contextos, que trascienden a menudo a la mera tarea lingüística.
Los intérpretes y traductores profesionales desempeñan un papel clave especialmente en los procesos burocráticos del procedimiento de asilo, traduciendo decisivamente los relatos de los refugiados. La intensidad del mensaje original les lleva a enfrentarse a situaciones psicológicamente estresantes, lo que justifica la necesidad de una preparación adecuada. Los expertos lingüísticos pueden tener también que evaluar si la historia del refugiado es correcta. En este caso, es clave el conocimiento de los dialectos y ciertos aspectos no idiomáticos -culturales, sociales, religiosos- que intervienen significativamente en el mensaje y pueden aportar información. En definitiva, nuevamente, aporta un importante valor que el intérprete no sólo conozca el idioma, sino también la historia y la cultura del país cuya lengua traduce. En el mejor de los casos, los intérpretes y traductores que ayudan en el proceso de asilo también tienen experiencia en el campo del derecho de asilo. En definitiva, la responsabilidad que asumen estos profesionales en épocas de grandes flujos migratorios trasciende, como decía, a la mera traducción, lo que implica que este proceso desde el punto de vista lingüístico ha de ser resuelto de forma impecable.
Los intérpretes y traductores profesionales acompañan a los refugiados también en los tribunales o ante las autoridades. En algunos países, solo se permiten intérpretes jurados en esos casos, que dan fe de que lo traducido es fiel a la versión original. En los tribunales suelen traducir toda la vista, con algunas pequeñas pausas, y están sometidos nuevamente a una importante carga de estrés por la responsabilidad que conlleva el exigente trabajo de interpretación en esta circunstancia, donde una palabra mal traducida puede influir significativamente en el resultado del proceso.
En una guerra, intérpretes y traductores son depositarios con segundos de antelación de contenidos decisivos, de responsabilidades involuntarias, de un enorme peso inherente a unas circunstancias en las que son tan necesarios y en las que no hubieran querido verse jamás. Démosles el valor y reconocimiento que se merecen.